Jíkuli se retira al desierto
Por Enrique Servín Herrera
Jíkuli se retira al desierto
Por Enrique Servín Herrera
Cuando empezó la guerra de los arboles el Jíkuli se sintió muy a disgusto. No era bueno que los árboles se mataran los unos a los otros. Sintió mucha tristeza por estar viendo todo lo que ocurría.
Pero como los días pasaban y los pleitos seguían, el Jíkuli decidió irse a vivir a otra parte. Se despidió de las montañas, se despidió de los pinares y de los valles verdes por donde pasaban los ríos.
Así les dijo, hablando perfectamente bien en tarahumar: “Ya me voy a otra parte, de ahora en adelante no viviré más en donde haya árboles; no viviré más en donde haya guerras; voy a buscar tina tierra en la que todo esté tranquilo’ Entonces se hundió en la tierra y por debajo se fue buscando el lugar que quería.
Tardó mucho tiempo en encontrarlo, pero al fin supo que estaba llegando por debajo de Ia tierra hasta un lugar solo, donde no había árboles ni pasto, ni ríos, ni gente. Después subió y se asomó para ver su nueva tierra. Era una tierra grande, sola, con
llanos, con espinas, llena de piedras y de montañas de piedra. “Aquí estaré bien” pensó. “Aquí será donde, de ahora en adelante, yo viva”.